¿En qué consiste?

Para que el estudiante experimente los conocimientos adquiridos en clase, creemos que no es suficiente la formación intelectual, sino que es necesaria además la conformación de un carácter cristiano, enfatizando la importancia de la responsabilidad, el respeto y la disposición en el servicio.

La vida interna en el Instituto es una buena herramienta para que apliques lo aprendido en clases por medio de la convivencia con los compañeros, la Hora Silenciosa, deportes, la disciplina en los horarios, el liderazgo, sumisión a las autoridades y en los cultos especiales como UME (Unión Misionera Estudiantil).

No se puede lograr dicha formación sólo escuchando al profesor en el aula, por esto cada estudiante recibe el apoyo de un consejero, un misionero que estará a su lado para orientarlo y ayudarlo personalmente. El tiempo personal con Dios es la clave para el crecimiento espiritual. Cada mañana se dedica un tiempo al devocional de la “Hora Silenciosa”, motivando al alumno a mantener una íntima comunión con el Señor.